Históricamente los collados del Pallars han sido un nexo de unión y de paso contínuo desde ambos lados de la frontera. Desde el paso de rebaños en busca de los mejores pastos estivales, a proveerse de azúcar , harina u otros alimentos, ir a la búsqueda de un trabajo temporal o el más trágico en la evasión por un conflicto bélico.

Durante la guerra civil española primero fueron curas y personas conservadoras que huían hacia Francia. Después les siguieron los republicanos vencidos. Y posteriormente en la Segunda Guerra Mundial, miles de refugiados llegaron a España atravesando los Pirineos. Muchos de ellos eran judíos que huían del holocausto nazi, pero también había hombres decididos a unirse a los ejércitos aliados, ya fuera en el norte de Africa o Inglaterra.

Se calcula que se evadieron cerca de 80.000 estranjeros a España durante la Segunda Guerra Mundial, después de protagonizar una incierta travesía de los Pirineos por los diferentes punto de entrada que había a los largo de toda la cadena montañosa.

Algunos de los judíos huyeron de la residencia vigilada a la que los había sometido el gobierno de Vichi en Aulus-les-Bains y atravesaron el Port de Guiló para ir a Tavascan. En muchos casos los detenían y los llevaban a la cárcel de Sort, para acababar en campos de concentración u otras prisiones y lugares de confinamiento.

Era muy arriesgado y peligros atravesar los Pirineos por el Pallars Sobira. En ocasiones atravesaban famílias enteras con niñis, abuelos y mujeres embarazadas. Y a las dificultades propias del medio natural, donde tenían que superar collados por encima de los 2.000 metros de altura en largas jornadas de camino, hay que añadir la presencia de la nieve durante muchos meses del año, la poca preparación, el material inadecuado y la falta de alimentos que en algunas ocasiones les llevaba a la muerte.

(resumen de textos diversos y el libro del historiador Josep Calvet)